Era
una tarde densa de calor aplastante, los tres reyes cabalgando lomo con
lomo, la cantimplora arrugada desde hacia varias horas, y el paso
cansino de los caballos al borde del desmayo.
El
camino polvoriento mermaba todo intento de dialogo así que el trasiego
se ordenaba en silencio sepulcral. De pronto una brisa fresca y con olor
a hierba recién cortada acaricio los rostros de los jinetes. Una risa
jovial cortó el aire, adentrándose en el bosque tras ella, encontraron
alegre a la reina de corazones bañándose medio vestida en una charca....
Al fin, dijo el rey Máximo , al fin llegamos a casa.…
hola chicos saludo la reina,,,
````````````````````````````````````````
Estaba
todo el mundo tan callado que daba miedo....Así había sido durante los
últimos días. El techo de la sala de reuniones parecía pesar sobre las
cabezas. Terminada la convocatoria, sigilosa la reina dio media vuelta y
susurro entre dientes..
buenas noches…
Abandonando tras ella caras de desconcierto. Algo se fraguaba en el reino, todos estaban confusos.
````````````````````````````````````````
En lo alto de la torre de poniente se dibujaba su esbelta figura tras el gran ventanal.
Allí
estaba, contemplando el crepúsculo dorado y violeta, envuelta en un
vaporoso camisón, erguida, elegante, el gesto sombrío y preocupado,.
Los
Barones del reino habían estado ausentes y callados toda la semana, y
la Reina temía esa falta de alegría y entusiasmo de sus compañeros. Si
algo destacaba en la escalera de color era la amabilidad y concordancia
de sus componentes.
Llamaron
a la puerta, un mensajero traía un pergamino, le despidió con un
ademán, ansiosa por ver el contenido, era de Sir Joseph Wade.
Rompió
el sello color purpura y leyó atentamente. Al finalizar una suave
sonrisa ilumino su rostro, ahora lo entendía todo… y aquellas noticias
eran buenas para el reino.
````````````````````````````````````````
Volvieron a llamar a la puerta, la reina impaciente, pensó que el mensajero volvía con otra buena nueva.
Nadie
en el quicio de la puerta, ni siquiera el guardia. Quiso cerrar pero un
pie obstaculizo su acción. Una mano suave empujo despacio la hoja, y en
el hueco apareció la silueta de un hombre encapuchado.
La
Reina echo unos pasos atrás para dejarle entrar. El hombre cerro tras
de si, se adelanto, le cogió las manos y las besos. La Dama tiro de la
capucha y un rostro sonriente y bello apareció. Se acercaron y se
fundieron en un tierno abrazo. La luz de la estancia se desvanecía, el
sol se había puesto y solo quedaba un leve destello que iluminada los
dos cuerpos entrelazados.
````````````````````````````````````````
En
el silencio nocturno, en medio de la noche solo se oía el llanto de un
niño de en la distancia, las estrellas centelleaban en el firmamento
como pequeñas guirlandas luminosas. La paz y la armonía reinaban en FOE.
Pero
en el fondo mullido de un colchón dos cuerpos se entregaban a una lucha
sin cuartel hasta el agotamiento, hasta quedar sin resuello ni fuerzas.
las
primeras luces del albor sorprendieron al jinete volviendo al mundo de
las sombras, de lo misterioso y lo desconocido..Nadie sabia su nombre,
ni conocía su rostro, ni porque venia a visitar a la reina de cuando en
cuando, oculto y en medio de la noche …
Sentada
en la sala de reuniones, la reina leía y firmaba los pergaminos donde
se daban ordenes, se establecían sentencias, decretos, y
correspondencias. Sigilosamente Max Brayton se acerco hasta el lado
opuesto del escritorio, Adha levanto la vista,
-Toma asiento Max, que te ocurre? Te veo cansado y preocupado.
-Cierto mi Lady, respondió el caballero, vos sois la causa.
La reina se reclino hacia atrás en su asiento y clavando la mirada en los ojos de Brayton espero que hablara.
-Bien sabéis mi Lady, que desde el principio de reunirnos el destino,
desde que entre a robaros en palacio y me cautivaron vuestras palabras,
bien sabéis mi señora que os he sido fiel y leal.
Pero
últimamente he visto correr por los pasillos cierto individuo,
tenebroso y desconfiado y que escondéis en vuestros aposentos bien
entrada la madrugada. No juzguéis mi actitud con desconfianza, sino como
temor a que os ocurra algo malo. Jure que velaría por vos y eso es lo
que hago ahora, no lo olvidéis.
-No Max, no lo olvido, como tampoco olvido que Sir Hug Goldwin también
vela por los asuntos del reino allende de los mares, o que Sir Joseph
Wade vela por los asuntos internos, y que vos sois mi primer consejero,
maestro, mentor y amigo.
-Nada debéis temer, el caballero misterioso es de confianza. Y su
identidad debe ser oculta y respetada por mi bien, y el bienestar del
reino.
- Así sera mi lady, pero he observado que al amanecer cabalga con pesadas alforjas …
-Cierto milord, es el precio que tengo que pagar por sus servicios y sus informaciones.
Sacó de su escote una llave que utilizo para abrir el ultimo cajón de una cómoda destartalada que había en un rincón de la sala.
-Veis este cofre Max, es lo que me entrega el desconocido cuando viene a
verme, aquí esta el mayor tesoro del reino, por el que pago con monedas
y cuerpo.
````````````````````````````````````````
-¿Que contiene el cofre mi lady?
-No debes saberlo por tu bien, el de tu familia y el mio, Brayton. Y
prometeme que nunca intentaras siquiera abrirlo. Te convertirías en su
esclavo, su custodio y toda tu vida estaría destinada al sacrifico en
bien de la humanidad. Esa tarea me corresponde a mi en este momento por
no haber mantenido mi promesa, prometeme que nunca intentaras saber que
hay dentro.
-Le seré fiel mientras viva Señora miá no necesito prometer nada. Su palabra es ley y yo cumplo sus leyes Majestad.
-No me llames majestad Max, tu también eres Rey, suena extraño, le dijo la reina mientras le empujaba hacia la puerta.
````````````````````````````````````````
Alto en nombre de la Escalera de color, ¿ Quien va?exclamo el guardia que vigilaba el puente del castillo.
Santo y Seña
No hay victoria sin dolor.
Un escudero de la Reina, solicitando audiencia.
El
lacero fue conducido hasta la sala de reuniones donde la Reina Adha le
recibió con cortesía. El caballero traía un atuendo polvoriento y el
aspecto
cansado, pero su físico era sumamente atractivo.
No era la primera vez que acudía a palacio y en el patio a mas de una doncella se le fueron los ojos detrás.
El caballero se arrodillo ante la reina, y en un gesto de tremenda humildad beso los bajo de su vestido.
- Mi lady acudo esta noche a implorar os ayuda.
-Ays Sir Leo Teobald en que oscuro asunto os habéis metido esta vez?
Asunto de bribones, de faldas? Ya os advertí que terminaríais maltrecho
si algún marido celoso os sorprendiera milord.
-Cierto mi Señora pero mi naturaleza no me permite ser cauto y
razonador, el hombre levanto la cabeza y un bello rostro alegro la vista
de la dama, sus verdes ojos cristales de esmeraldas y su labios como
pétalos de rosas, su largo pelo reposado sobre los hombres y aquel aire
infantil no dejaba indiferente a ninguna mujer y levantaba envidias
entre los varones, sabedor de sus encantos sabia explotarlos en
beneficio.
-Que esperáis de mi Sir Leo Teobalt? Refugio, reprimenda o castigo?
- Espero de vos clemencia Majestad, sois la único que me entendéis y sabéis aliviar mis males.
- Esta vez no seré benevolente Milord, esta vez haréis frente a las
consecuencias de vuestros actos y pediréis perdón en plaza publica con
la firme promesa de enmendaros. Prefiero vuestro deshonor publico que
vuestra muerte Sir Teobalt.
-
No podéis hacer eso mi Lady. Afrontar consecuencias seria tener que
casarme o el padre de la moza me colgaría de sálvese las partes. No soy
burro de un solo abrevadero señora.
El
hombre estaba al borde del llanto pero Adha le conocía tan bien que
sabia que todo aquello era puro teatro con el único objetivo de
conseguir sus propósitos como otras veces.
-Esta bien, pues entonces limpiareis las cuadras durante dos lunas.
-Majestad? Prefiero campos de batallas, llevare su nombre allende los
mares, conquistare vecindarios para vos, construiré catedrales, pero las
cuadras???
_Teobalt..la plaza o las cuadras.
Impuso
la Dama sin un gesto de amistad en el rostro. El caballero volvió a
arrodillarse y con la cabeza baja hizo una reverencia y salio de la
estancia refunfuñando entre dientes.
````````````````````````````````````````
Rondaba
el medio día cuando Adha bajo a las cocinas, encontrándose con Sir
Joseph Wade, su consejero de asuntos internos. Era un hombre serio,
parco en palabras pero aplicado y responsable. Nunca hubo un roce, una
palabra malsonante, y Adha y él se profesaban mutua admiración.
-Buenas tardes mi lady.
-Buenas tardes Sir Joseph, me alegra encontrarle, llevo dias esperando su visita. Alguna noticia sobre el reino?
- Las habituales mi señora, cambio de vecindarios, preparando las
defensas para poco probables ataques, convocando asambleas para posibles
aliados, nada extraordinario…
- Confió en su eficiencia Milord. Sabe que puede contar conmigo para cualquier eventualidad.
-Así lo haré mi lady, y Sir Joseph volvio a agachar la cabeza sobre su
plato. Adha cogio unas uvas y decidio salir a pasear al jardin, era
principio de otoño y estaba el tiempo agradable.
La
reina caminaba despacio y pensativa, en su mente volvian a abrirse
viejos recuerdos y en su corazon viejas heridas. Sus ojos se empañaron
de lágrimas amargas, era su momento secreto, su aislamiento del mundo en
el que vivia. Era feliz, disfrutaba en numerosos momentos, y estaba
rodeada de amigos entrañables, pero su alma pertenecia a otro tiempo y
otra vida. Nadie, ecepto Max Brayton conocia algunos de sus mas
profundos secretos. Habia compartido con él momentos amargos y su hombro
le sirvio siempre de apoyo.
Andaba
deambulando metida en su profundo pesar cuando una pequeña hoja de
pergamino le reboto por las faldas. La recogio mirando alrededor y una
leve sonrisa se dibujo de inmediato en su rostro.
-Elrick Gregorii ...no os oculteis reconozco vuestra letra.
El trozo de pergamino rezaba:
- Sabiendo que he dado un paso más para ser un gran guerrero, con el rostro en alto y paso firme regreso a su castillo para continuar con sus planes de conquista, mi lady, mi espada y lealtad a su servicio.
Sacudiendo
su capa y su sombrero aparecio en medio de los setos un apuesto joven,
de cabellera ondulada, tez morena, y amplia sonrisa. La reina se
alegraba siempre de verle, era un remanso de luz y esperanza a su
corazon. Su voz sonó suave y dulce como el susurro de un arroyo,
encandilaba su acento foráneo y su belleza juvenil devolvia el amor por
la vida. Reacio a las paredes y largos pasillos del castillo, siempre
procuraba encontrarse con la reina en espacios abiertos. Era como todo
él, necesitaba cielo y aire para volar.
Contaba
la leyenda...que en los principios de su reinado, ese caballero le
ayudo a construir sus grandes edificios y castillos y que ademas le
enseñó el arte de la guerra.…
La
reina instaba siempre por el amor y la paz, rogaba a sus señores y
vasallos por un entendimiento y una convivencia agradable y justa, pero
era necesario conocer los intringulis de la batalla y estar prepados
para cualquier amenaza. En sus infinitas horas de clase y entreno se
fraguo entre ellos una innegable y profunda amistad.
Pero Elrick Gregory no dejaba de ser joven, atrevido y ambicioso y disfrutaba con la reina de toda su libertad.
-La felicito bella doncella, por sus grandes capacidades y habilidades que ha ido demostrando día a
día. Definitivamente es avispada y audaz, pero no se preocupe, por eso
me gusta visitarla por las noches, para sentir su corazón vivo y
atrevido y una vez más sentir la sangre caliente corriendo dentro de mi.
Si ud quiere regalarme algo, entregue su dulce respiración y besos en mi boca.
-
Maestro Elrick, se sonrojo la doncella, soy demasiado mayor para tantas
emociones, ademas su merced siempre insiste que en el arte de la guerra
se ha de tener la cabeza fria…
-Pero en el arte del amor procure siempre dejarse llevar por el
corazon, exclamó el joven con una risita jocosa. De repente se quedo
atento como el conejo que presiente el peligro. Se abalanzó sobre la
reina y la empujó contra el tronco de un árbol. Dos guardas venían
susurrando, cabizbajos…
- Si, el hijo de mi sobrino lo escuchó ayer en la taberna, la reina
está muy confiada pero vienen tiempos revueltos. La chusma siempre
quiere mas… dijo el mas gordo y anciano de los guardiánes.
-Cierto, cuanto mas adelantamos en el tiempo , y mejores casas y
fabricas tenemos mas se nos exije, mas aportaciones, mas impuestos, mas
suministros, cada vez se necesita mas, esto no puedo llegar a buen
termino…
Las
últimas palabras del guarda se difuminaron en el aire, Adha y Elrick
todavía escondidos detrás del árbol apenas respiraban, la dama se zafo
de los brazos del maestro de armas.
- Lo oyó mi lady? Es Usted demasiado complaciente, la plebe responde mejor bajo mano dura.
-No es mi misión someter al populacho Elrick, todo lo contrario, estoy
aquí para redactar nuevas leyes e intentar buenos fines entre el pueblo,
las guerras solo traen odios y venganzas que nunca acaban, se heredan
de generación en generación, y hemos de acabar con esas diferencias
entre hermanos.
-No lo entiendo, propulsa la paz, siendo su majestad una excelente guerrera, aunque le falte la crueldad y le sobre empatía..
-Así es Sir Gregory, así es, estoy aquí para traer la paz, de mi éxito dependerá el futuro de la humanidad….
La
puerta se abrió suavemente y un haz de luz sesgó la tenebrosa y ahumada
penumbra de la taberna. Despacio, su imponente figura se recortó al
contraluz, y una bocanada de aire frio inundó la estancia.
Envuelta
en una larga capa, solo unos pocos rizos pelirrojos denunciaban que era
una mujer. Todos los soldados allí presentes volvieron su faz hacia
ella, y un silencio espeso envolvió su aparición, a su costado un lobo
plateado husmeaba el ambiente con la cola baja y el hocico alto.
Inmediatamente dos guerreros flanquearon la puerta y la mano sobre el puño de sus espadas pidieron reverencia.
_ De rodillas soldados, reverencia a vuestra Señora.
La muchacha rehusó con un ademán, y con paso seguro y firme se adentro en la tasca.
Se
acerco al centro de la estancia y con todas las miradas clavadas en
ella, con elegancia y destreza se quito la capa haciéndola girar
alrededor suyo.
Y como en un segundo perdido en el misterio del tiempo la exclamación fue unánime….
Y
como un haz de luz en medio de la oscuridad apareció, erguida y
voluptuosa, sus ojos avellanas y los labios rojos adornaban un rostro
bello y juvenil.
El jefe de la guardia clavo su rodilla en el suelo y agachando la cabeza mostró sumisión y respeto. Ahí en medio de la horda de asesinos y truhanes, estaba ella, involuta, incolumne y grandiosa, era la PAZ...y venia a salvar a los hombres…
El jefe de la guardia clavo su rodilla en el suelo y agachando la cabeza mostró sumisión y respeto. Ahí en medio de la horda de asesinos y truhanes, estaba ella, involuta, incolumne y grandiosa, era la PAZ...y venia a salvar a los hombres…
-------------------------------------------------
Adha se despertó del sueño de un sobresalto, un cuerpo y una mano sobre su boca la atenazaban.
Sintió
como la otra mano del individuo rebuscaba por debajo de las sábanas
hasta encontrar sus rodillas que apretó y acaricio suavemente. Los ojos
de Adha se abrieron grandes, la mano sobre su boca aflojo el tiempo
justo para dejarle exclamar:
-Paúl!!
El hombre se rio suavemente,
-Sabia que me reconocerías.
La dama se abalanzo sobre él, abrazándole y besandole llena de emoción y ternura.
-Paúl, ¿como es que estas aquí? ¿Te han dado permiso? ¿y los guardas de la puerta?
-Si me han dado permiso, solo 24 horas, y a los guardas les das 2
monedas de euros y quedan asombrados. Esta vez rio mas fuerte.
-Shhh, te van a oír, cuéntame porque te han dejado venir, ¿el consejo pide mas de nosotros?
-No, al contrario, han considerado que estamos haciendo bien nuestro
cometido y nos han otorgado una recompensa, nuestra voluntad y
obediencia les congratula. Y la verdad yo me moría por verte. No es un
viaje fácil llegar hasta aquí.
-Lo sé.
-Aun así tengo una pequeña misión que cumplir, darte unas
instrucciones, y verificar que el cofre esta a buen recaudo. Sabe
alguien de su existencia en este reino?
La Reina quedo pensativa, pero debía decir la verdad; era su marido y un agente especial enviado para su protección, viajaba desde otro mundo, otro tiempo, solo por encontrarse con ella un día, un solo día.
-Sir Brayton sabe que lo tengo y donde lo escondo, si me pasara algo alguien debe hacerse cargo.
-¿Donde lo tienes?
-En lugar seguro, en la sala de reuniones en un mueble de doble fondo,
cajones y pasadizos secretos que llevan a la biblioteca donde se guardan
los documentos importantes, nada que temer. Ademas aquí tengo la llave
del cofre.
Con gesto insinuante sacó de entre sus senos la pequeña llave dorada y caliente.
Paúl
acerco su mano y acaricio suavemente el escote de su camisón. Sus
bucles rojizos, sus ojos y sus labios, donde poso los suyos con la misma
delicadeza que se besa un niño.





